La piel en VERANO
Como es obvio, debemos cuidar nuestra piel en cualquier estación del año, ya que, en todas ellas, sufre cambios propios de la diferencia de temperaturas, humedad, viento, la cantidad de luz que recibe u otros factores externos. Todos ellos son los responsables del llamado "estrés oxidativo", causa de las variaciones en el rostro a lo largo de nuestra vida.
En verano, es indiscutible que nuestra piel cambia, no solo por estar más bronceada, si no por verse y sentirse diferente.
Falta de elasticidad
El sol intenso puede actuar como vasodilatador de los folículos de la piel, lo que la puede hacer algo más flácida y con un tacto más grueso, dando lugar a un aspecto opaco. Todo ello como consecuencia de las altas temperaturas y del exceso de sudor.
Por eso, las personas que viven en zonas frías suelen tener una piel más tersa que las que viven en zonas cálidas, aunque también más sensible y seca.
Riesgo de quemaduras solares
La gran exposición solar del verano es uno de los factores más dañinos para nuestra piel, si no la protegemos adecuadamente, podemos llegar a sufrir quemaduras. Estas quemaduras pueden romper las fibras de la piel, aportando a nuestro rostro un aspecto más envejecido o incluso producirnos pequeñas arañas vasculares o el temido melanoma.
Por eso, es necesario utilizar protector solar, recomendablemente por encima de 30 FPS, con ptrotección UVB y UVA.
Los efectos del cloro
Los baños en las piscinas en verano pueden dañar también nuestra piel si no la cuidamos correctamente, pues el cloro posee una gran toxicidad. Podemos experimentar irritaciones, quemazón, tirantez, sequedad o mayor sensibilidad. Esto se debe a que el cloro, en cantidades altas, puede llegar a atacar directamente a las células de la piel e incluso destruir los pigmentos, dando también lugar a la aparición de manchas.
Deshidratación
Las altas temperaturas y la intensidad de los rayos ultravioletas en verano puede contribuir a que nuestra piel pierda su humedad natural y se deshidrate. Por eso, es importante hidratarla ingiriendo alimentos con alto contenido en agua, beber mucho y aplicar tratamientos que la nutran en profundidad.
Proliferación del acné o granitos
El exceso de sudoración y la aplicación de cremas muy densas en el rostro puede contribuir a que los poros se obstruyan y aparezcan los indeseables granitos, que suelen ir acompañados de molestias y picor. Nos encontramos con el llamado "acné cosmético", provocado por tratamientos que pueden resultar oclusivos para nuestro rostro, por lo que se recomienda buscar texturas ligeras y fluidas.
Por lo tanto, recuerda, siempre es importante cuidar nuestra piel, pero en verano, has de tener en cuenta ciertos puntos clave que harán que luzcas radiante y cuidada:
- Hidratación intensa, bebiendo al menos 2 litros de agua al día.
- Nutrición mediante tratamientos hidratantes diarios antes y depsués de la exposición solar.
- Aplicación de protección (superior a 30 FPS) UVB y UVA cada dos horas y repitiendo después de cada baño.
- No exponerse al sol más de 30 minutos seguidos y evitar las horas más críticas (12h-17h).
- Llevar una dieta equilibrada basada en frutas y verduras que hidraten el organismo y la piel, pues estas son además ricas en vitaminas y nutrientes.
- Correcta limpieza de la piel tras los baños, el deporte o haber sudado.
- Exfoliación para retirar impurezas y suciedad.